jueves, 1 de mayo de 2008

*-*Entrevista a Charly Garcia*-*


Vamos al grano: suena el teléfono y del otro lado, en Buenos Aires, contesta Charly García. -¿Hola? Le comentamos que la idea de la nota es hablar un poco de música, de su último disco “Kill Gil” y del hecho de que, aún estando terminado, su discográfica se resiste a publicarlo, supuestamente porque una versión del mismo se ha filtrado hace un tiempo en Internet. Charly dice: -Sí… La grabación del disco es una incomprensión, y esa incomprensión yo la uso, no para que comprendan, pero es como que si nos dicen que no a mí y a Andrew Oldham (N: productor durante los años ’60 de los Rolling Stones), juntos, con un disco como “Kill Gil” yo siento que hay una cosa absurda, una situación absurda que podría desanimar hasta el más valiente. Pero, en cambio, decidí trabajar sobre el inconsciente colectivo de lo que puede tener alguna gente, que es la gente que tiene lo de Internet. Esa gente no es culpable de que mi pintura haya sido exhibida antes de terminarse. Sí el que la mandó al éter, que no sé quién es. Y si la compañía discográfica se atreve a decirle que no a un disco que hice con Oldham, o sea, están un poco crazy. Entonces aproveché el inconsciente colectivo de la gente que tiene Internet, porque mis fans, los verdaderos fans, no lo bajan, esperan a que salga. Y bueno, me puse tipo Borges editándose, cada palabrita, cada cosita. -¿Y cuál fue el resultado? -El disco vos ahora lo escuchás y te morís, porque es, digamos, lo más quizá caótico y prolijo que haya hecho, porque “El Aguante” es desprolijo, tengo un par de discos que son bastantes desprolijos, y éste no estaba desprolijo, estaba bueno, pero básico. Ahora le sumé la producción de horas y horas y horas de cantar la misma canción y acentuar las palabras en el momento debido. Creo que, ya lo dije antes, ¿no?, pero por la manera en que se graba ahora en una máquina digital, ya la música pasa a ser un artificio del artificio, y dentro de ese artificio lo comparo más con una película que con un disco. Creo que es mi ‘Sgt. Pepper’. Cuándo va a salir, no lo sé, pero no lo pienso dejar porque creo que la pulición me beneficia mucho. La ‘pulición’, por ‘pulir’, ¿no?, o sea, tengo rebuenas ideas y las largo al instante y son geniales, pero a algunas si las puliera serían mejor, y eso es lo que estoy haciendo. -¿Cómo te sentiste con el “no” de la discográfica? -Fue un golpe a mi ego que la discográfica no se prendiera en una aventura así, pero cuando les dije ‘Si yo hago el mejor disco del mundo y no vende, ¿lo editamos igual?’. Ellos dijeron que no, entonces les dije: ‘Ustedes no tienen ambición’. Además, ¡el mejor disco del mundo siempre se va a vender! Pero parece que ahora lo único que importa es plata, plata, plata. Entonces, yo tengo algo para decir. No sé para qué los demás usan la música y los medios de comunicación, pero yo soy interesante, no soy obvio, ¿y encima tengo la desgracia o el beneficio de poder estar tres años laburando una idea? ¡Querido, cuando salga va a ser un escándalo! O sea, es la artesanía contra la globalización, algo así. -Es interesante la comparación que hiciste con “Sgt. Pepper”, porque si bien ahí los Beatles empiezan a utilizar al estudio como instrumento, vos ya lo venías haciendo desde hace rato, e incluso lo explotaste con lo de la “Maravillización”. Puntualmente, ¿porqué comparás este disco con “Sgt. Pepper”? -Puntualmente, porque lo digital no tiene degeneración. O sea, un ejemplo: Freddie Mercury con (canta) ‘Mamma mía, mamma mía’, ¿no? O sea, el efecto que se logra ahí de gran coro, además de cantar cien veces la misma parte, es porque hay una degeneración del sonido que es natural al raspaje de la cinta, y con lo digital, digamos, es lo mismo un gran estudio que lo que tengo acá, al alcance de mi mano, cerca de la cama. Entonces pasar de (los estudios) Electric Ladyland a mi cama es lo mismo, es lo mismo en cuanto a que a un CD lo copiás y ya es un master, o sea, tiene su parte buena y su parte horrible. Yo no creo que, realmente, el CD haya mejorado al vinilo ni mucho menos, ni que el Pro Tools haya mejorado a la cinta. Sabiendo eso usé los trucos con que puede ser que los Beatles no se hubieran horrorizado en tocar ‘Sgt. Pepper’ en vivo. Pero estoy consciente de que estoy haciendo un King Kong. Estoy haciendo algo que, cómo se reproducirá en vivo, vemos, pero eso también me gusta. Me gusta ir en contra de todo. -¿Lo grabaste en tu casa? -No, lo grabé acá y lo grabé en New York, en un súper estudio, lo grabé en lo de Palito (Ortega, que pone su voz en una de las canciones). Lo que tiene la gente ahora, o sea, la gente que tiene lo que tiene, es una melange ‘Post New-York’ y ‘Antes de New York’ digamos, tiene el esqueleto, pero el esqueleto me gusta mucho. Ahora, ¿qué pasa?, ¿qué es lo peor que le podés decir a un pintor?: ‘¿Está terminado?’. Eso es lo peor que le podés decir, o sea, a mí no me gusta que me terminen las cosas sin que yo las haya terminado, entonces es como ‘Let It Be’ pero al revés: la gente tiene el desnudo y ahora le estoy poniendo el Phil Spector, ¿entendés? -Sí, está buena la idea. Hace poco comentaste en una entrevista que Yoko Ono y Tony Bennet lo habían escuchado y les había gustado… -Bueno… (hace una pausa). Tengo que admitir que lo de Tony Bennet por ahí fue Oldham que me hizo un chiste, ¿no?... Era muy tarde y, qué se yo, no creo… seguramente no era Tony Bennet. Y lo de Yoko, ella es una persona que me tiró para adelante muchísimo, si no jamás me hubiera atrevido a decir eso, ¿no? O sea, sé que tengo ese permiso… (otra pausa). Creo que… No sé… Si a John Lennon se lo pasa por encima, a mí se me pasa por encima y todo el mundo puede tener todo gratis sin terminar, bueno, no sé qué clase de mundo es éste, pero lo que te digo es que lo que yo hago, a la gente que me interesa y a la gente que me ha enseñado y a la gente que yo respeto, le gusta. ¿Ya está? -Una última. Hablando de John y Yoko, se habló bastante últimamente de la publicidad en la que saliste abrazado a Julieta Ortega en una cama, imitando aquella vieja foto en que ellos salían igual. ¿Cómo fue eso? -¿Cómo fue? -Sí, cómo fue, cómo la viviste. -La verdad que fue buenísimo. Fue buenísimo porque la quía tiene su cabeza, y charlamos antes. Y que te paguen por estar acostado con un minón como ése es buenísimo. Realmente. La foto la sacó Andy Cherniasky, que hizo mi libro y todas las cosas de Say No More. No sé cuál es la onda de la cucharita (N: el eslogan de la publicidad es ‘En invierno, cucharita’), pero la verdad es que fue algo muy agradable. Y me pagaron por eso.

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